Pinceladas culturales en Kava Kava

Kava Kava es una novela de aventuras para lectores ilustrados. Aquí puedes encontrar algunos temas que aparecen en el libro. Te resultarán familiares. Como hemos dicho, esta plantilla es de una página de viajes. Te proponemos un paseo por ellos.

El fondo corresponde al cuadro llamado Palmera, Nassau, pintado por Winslow Homer en 1898.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Retrato de André Breton. Víctor Brauer. 1934

 

Tomás Mota se encuentra notas o recibe en su teléfono mensajes que parecen absurdos y sin sentido. No es fácil encontrarles relación con la trama que se desarrolla en el nivel narrativo "normal". El surrealismo fue un movimiento literario que tenía que aparecer en cualquier momento de la Historia, como así fue, ya que la literatura es pensamiento y palabras. Dejarlas fluir sin pensar siempre ha sido tentador. Monegasco utiliza estos fragmentos de escritura automática como conexión entre los niveles onírico y consciente del relato, pero también como metáfora del lenguaje sin código, de la incomprensión, incluso de uno mismo. Son solo fragmentos, con permiso de Enrique Gallud y su Historia estúpida de la Literatura

 

Fotografía de Josiah Willard Gibbs. Finales del siglo XIX 

 

Inestabilidad termodinámica. El santo y seña que recibe Tomás Mota al principio de su periplo, al que no sabe contestar, se refiere directamente a este concepto definitorio de la vida, en términos de física y química. Gibbs no fue el primero, pero sí uno de los físicos más importantes en el nacimiento de esta rama de la ciencia. Energía, entropía, potencial químico, temperatura y presión diferencian lo vivo de lo inerte. En plena crisis de madurez, el viajero piensa recurrentemente en la entropía y, aquejado del pensamiento barroco tan propio de su tierra, en lo efímero de la existencia. 

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Retrato del poeta Homero. Anónimo al estilo de Caravaggio. 1639

 

Ulises ha sido considerada la obra cumbre de la literatura del siglo XX. Es ese libro que muchos dicen conocer, pero pocos han sido capaces de leer hasta el final. Joyce compara la vulnerabilidad del héroe Odiseo, sujeto al azar de la voluntad de los dioses, con su anti-héroe Leopoldo Bloom. La obra de Homero es un relato de aventuras y desventuras, al igual que la del dublinés, pero Tomás Mota se admira de que la primera puede leerse con quince años, pero para entender y disfrutar la segunda hay que tener por lo menos cuarenta, tal es su riqueza y complejidad. Como toda novela de aventuras, Kava Kava es una particular odisea, y rinde homenaje tanto al poeta griego como al escritor irlandés.

 

Retrato de Paul Henri Thiry, barón de Holbach, por Alexander Roslin. 1785

 

El amigo íntimo de Tomás, Javier Ponce, encuentra en la bioquímica una explicación a su mediocridad como escritor. La neurociencia está de moda. Se están descubriendo muchos secretos sobre el funcionamiento del cerebro y en qué medida nuestro pensamiento, nuestra conducta e incluso nuestro talento dependen de nuestros genes y de la química particular de nuestro cerebro. ¿Somos una suma de neuronas y de sus procesos, o somos más que eso? No es una discusión nueva. Hoy se habla de la teoría de la identidad mente-cerebro o del emergentismo. Antaño el debate fue entre vitalistas y mecanicistas. Al igual que el barón de Holbach, Javier cree que el alma como principio vital inmaterial no existe, pero mantiene la esperanza de escribir algo con talento, aunque sea por casualidad.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Immanuel Kant (1768), por Johann Gottlieb Becker

 

No le interesan mucho a nuestro aventurero las ideas de Kant, pero sí se pregunta, especialmente en cuanto a su relación con las mujeres, por qué no sigue la conducta y las preferencias que corresponden a su edad. Según la clasificación que el filósofo prusiano hace de los hombres que carecen de la nobleza acorde a su edad, Tomás se considera un fatuo. Por eso afirma en una de sus meditaciones que, si fuera más joven, sería un lechuguino.

 

Área de Wernicke

 

Afasia de Wernicke y afasia de Broca. El correo, la comunicación y la comprensión son temas recurrentes en la novela. La afasia es un trastorno del lenguaje provocado por una patología cerebral. Puede ser un traumatismo, un ictus o, en el futuro, un virus creado artificialmente. Si es de Wernicke, el enfermo puede hablar, pero no entiende lo que le dicen. Si es de Broca, sucede al contrario. ¿Qué ocurriría en caso de una epidemia? Tomás fantasea en una de sus ensoñaciones con esta posibilidad, pero no puede evitar que la escena termine influenciada por sus hormonas y por otra área de su cerebro: el hipotálamo.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

 Autorretrato con oreja vendada. Vincent Van Gogh. 1889

 

Mucho se ha escrito sobre la enfermedad mental de Van Gogh y su supuesto síndrome de Asperger. ¿El valor atribuido a su obra se debe a las circunstancias que rodearon su corta vida, o realmente tiene un genio intrínseco, una originalidad reconocible universalmente? Casi todo el mundo cree esto último. Pero no importa si realmente el artista padeció o no estos trastornos, ni tampoco si verdaderamente su talento ha descubierto una nueva percepción de la forma y el color. La Historia termina convirtiendo a ciertos artistas en un concepto. Es el de la percepción directa de la realidad, sin filtro alguno, el que interesa a Monegasco. Van Gogh no puede soportar tener constantemente esta visión, porque puede ser pavorosa. Tomás Mota sufre en algunos momentos estos mismos ataques. Anular filtros y condicionantes es lo que logran hoy día los neurocientíficos con la estimulación magnética transcraneal, aunque solo por un ratito. Los pacientes no soportarían estar constantemente estimulados, porque terminarían como el pintor holandés.

 

Miniatura del libro de los Viajes de Marco Polo, S. XIV

 

La nostalgia de la ciudad como expresión del mundo es lo que siente Italo Calvino, al igual que Kublai Kan cuando escucha el relato de Marco Polo. El emperador melancólico piensa que sus dominios y riquezas marchan hacia la ruina y escucha con curiosidad y atención al viajero que le habla de ciudades inventadas, imposibles e invisibles, porque están fuera de una realidad abocada a la forzosa destrucción. Al igual que para el emperador, el tiempo se ha encargado de descomponer la sólida imago mundi que para el escritor italiano tenía antaño la ciudad como paradigma, como símbolo. Para el viajero el mundo se hace pequeño, las ciudades ya no lo expresan.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

 Fotograbado de Carlos Castaneda (1925-1998)

 

La planta que da título a la novela tiene propiedades enteogénicas. Los enteógenos son sustancias psicotrópicas. Provocan un estado modificado de conciencia y se utilizan en rituales, aunque también tienen usos recreativos o médicos. La Kava que beben los turistas australianos por un par de dólares al llegar a Port Vila en vuelos baratos es de muy baja concentración. Para que despliegue todo su potencial, hay que extraer concienzudamente sus principios activos, los kavalactones. Al igual que el surrealismo, la cultura hippie y la psicodelia son ya parte de la historia. Tenían que suceder en algún momento. Carlos Castaneda, antropólogo como Allison Davies, utilizaba en sus rituales chamánicos el peyote y ha fascinado a millones de jóvenes de todo el mundo con sus novelas sobre estados alterados de conciencia. No sabía lo que se avecinaba. Muchos abusaron, otros arrasaron con esta planta del desierto de Sonora y algunos quedaron permanentemente trastornados, igual que sucedió con el LSD. 

Lo que viene a demostrar que alterar tu conciencia es muy peligroso, si aún no la has construido, cosa que suele ocurrir a los jóvenes. Nunca se es suficientemente viejo para experimentar un yo alterado. En esta novela, la presencia de la Kava es alegórica. Tomás experimenta ese estado en ocasiones, pero sin que medie en ello ninguna droga, sino la propia realidad.

 

Portada de la primera edición de El Mito del Eterno Retorno. 1949 

 

René Guénon, Mircea Eliade y Ananda K. Coomaraswamy coincidieron en una de las épocas más fascinantes de la filosofía, durante la primera mitad del siglo XX. Con sus aportaciones se puede construir una imagen del ser humano no basada en el pensamiento especulativo europeo, sino en los objetos tangibles, en las manifestaciones artísticas, en la mitología, el lenguaje y el ritual que nos han legado nuestros ancestros en todo el planeta. Gracias a ellos hoy nos miramos en el espejo de las sociedades tradicionales, damos a la arqueología valor de arte o podemos reconocer símbolos comunes a toda la humanidad. Nos han ayudado a conocer algunas de las razones atávicas de nuestra conducta individual y colectiva. Sus aportaciones en la antropología, la mitología y la religión comparada son ya solo un capítulo más de la Historia, pero uno muy importante. La tesis doctoral que prepara Allison Davies o las escenas de la aldea de Ambewo son tributarias de ello.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Fotografía de Philip. K. Dick (c.1978)

 

Lector de filosofía, Philip K. Dick conoció con seguridad el concepto de idea de Platón, como algo universal y eterno, más allá del tiempo, del espacio, y por tanto incorruptible. Pero él era un maestro de la descomposición. Son impagables sus descripciones regresivas en Ubik, obra incluida en 2005 por la revista Time entre las mejores cien novelas de todos los tiempos. Kava Kava le rinde homenaje cuando Tomás Mota, que no se resigna a aceptar el sentido único de la flecha del tiempo, sueña una escena en la que apunta al revés. 

 

La masacre de San Bartolomé. François Dubois (c.1584)

 

Reyes, dictadores, Estados y movimientos político-religiosos se han servido del terror, fabricando fanáticos cuando ha sido necesario. Todos, sin excepción, declaran que su principal deseo es el bienestar y la paz para sus súbditos, ciudadanos o correligionarios. Espionaje, mentira y propaganda. Gobiernos y empresas de naciones hoy consideradas ejemplo de democracia tampoco han dudado en alentar el terror, cuando ello beneficia sus intereses. Tomás Mota sabe que la organización de Benjamin Smith se sirve de la violencia, pero le resulta difícil catalogar a este personaje misterioso y culto como un “terrorista”.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Vuelo de brujas. Francisco de Goya (c.1798)

 

Nuestro aventurero involuntario siente una evidente atracción por las mujeres. Para él son bellas, mágicas e incomprensibles, porque le son ajenas. La existencia de dos sexos en oposición y mutua atracción es un paradigma yin-yang tan antiguo como nuestra evolución como especie. El feminismo más político quiere cambiarlo. Proclama nuevos sexos y arquetipos y reescribe la tradición. El viajero se sorprende de las afirmaciones de algunos antropólogos (-as) modernos sobre una imposible revolución patriarcal mundial, in illo tempore, para arrancar el poder a las mujeres, que serían sus depositarias originales. 

 

Apocalipsis, apertura del quinto sello, las almas de los mártires, terremoto y caída de las estrellas. Xilografía. Países Bajos (c.1470)

 

En el momento de escribir esta reseña, la población mundial ha alcanzado los ocho mil millones de personas. ¿Nos extinguiremos, colonizaremos la Galaxia? Según la ciencia, incluso el Universo tiene los eones contados. Paraíso, purgatorio e infierno de Dante están ya a reventar con todos los seres humanos que han sido. Desde hace cincuenta mil años, nada menos que ciento diez mil millones de homo sapiens hemos pisado ya la superficie del planeta. Tomás se maravilla de la aceptación de los kiribatienses ante una subida de las aguas que les privará de su tierra ancestral, preocupados tan solo por una vida aceptable para sus hijos y nietos. Mientras tanto, la mayoría de nosotros cae en la trampa de las palabras, confrontamos conservación y avance, ciencia y fe, y seguimos sin concebir un futuro posible.

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858
Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

El Hombre León (c.40.000 años) y la Dama de Brassempouy (c.26.000 años)

 

La cronología prehistórica que enseñan los libros de texto es refutada cada vez que mejoran las técnicas de datación y se producen nuevos hallazgos. Si hace tanto tiempo éramos capaces de crear estas figuras, ¿Cómo éramos hace cien mil años? Los dioses de Mesopotamia, Egipto o Grecia parecen la invención reciente de un guionista de Hollywood frente a expresiones artísticas que revelan mitologías mucho más ancestrales. Lamentablemente, no tuvieron un Homero para contarlas. La visión de un edénico Indostán del anciano cabrero Juan Lanas es la de una remota Tierra virgen, en la que una humanidad joven se maravilla por primera vez ante lo que ve.

 

Saliendo a pescar (fragmento). John Singer Sargent. 1878

 

Oeste, poniente, Occidente. Camino, sueño, paraíso, futuro. ¿Por qué no el Oriente, el Norte o el Sur? Por alguna razón, los recuerdos infantiles del viajero lo conducen recurrentemente a un Occidente que reúne en sí todas esas promesas. En un planeta esférico y en un universo de movimiento perpetuo y referencias cambiantes, cada punto cardinal se transforma continuamente en otro. Pero su instinto más primitivo, ajeno a la mecánica y la razón, atribuye un poderoso valor simbólico a un lugar situado al Oeste, al que se llega a través del mar, a la vez espacio y no-espacio, tiempo y no-tiempo. 

 

Miguel de Cervantes, imaginando El Quijote. Mariano de la Roca. 1858

Fotografía de Stanislaw Lem en 1966

 

Las leyes de la Física convertirían en noticias muertas los hallazgos que trajeran los exploradores enviados a lo más profundo del espacio, porque el tiempo se dilataría para ellos. Cualquier viaje lejano ha de ser sin retorno. Hoy por hoy solo podemos soñar con una forma instantánea de recorrer el Universo, sin que tiempo ni espacio nos limiten. La filosofía se camufla en cualquier género literario, y con frecuencia lo hace en la ciencia ficción, porque carece de las reglas académicas impuestas al tratado. El visionario Stanislaw Lem utilizó con éxito – y sólida formación científica –  este recurso para llegar a un público mucho más amplio. Como buen filósofo, no ofrece respuestas definitivas, sino que plantea las preguntas correctas. Es a su novela Retorno de las estrellas a la que se refiere Allison Davies en Batemans Bay, cuando declara su fe en el amor como única verdad incuestionable.